CASA AYRES
Ayres de Pilar, Prov. de Buenos Aires, Argentina.
El barrio privado en el que se emplaza este proyecto cumple con la regla que rige los trazados de todos estos emprendimientos periféricos, la referencia a la ciudad jardín, calles curvas que bloquean las perspectivas largas propias de nuestros tejidos urbanos. La excepción, se da, en este caso, al proponer unas “manzanas” de pulmón público que distancia y brinda paisaje adicional a su perímetro parcelario. A esto se suma la antigüedad del emprendimiento que produjo una consolidación poco habitual en su forestación.
Dispusimos de una parcela doble bien orientada al pulmón verde. El extenso programa se organiza de manera de capturar la mejor orientación y vistas en un único volumen prismático que contiene todos los espacios, interiores y exteriores, dándoles forma, exponiéndolos y ocultándolos mediante la manipulación de los planos que conforman la caja y sus compartimentaciones, horizontales y verticales. La envolvente se recorta según una matriz ortogonal estableciendo relación horizontal – vertical mientras que, inflexiones diagonales dan continuidad al paisaje, atravesando la caja, devolviendo paisaje y terreno absorbente al ambiente.
Este complejo espacial, contenido por el prisma, responde a otra regla, superpuesta a la ya enunciada, según la cual, a urbanismo bucólico, construcciones pintorescas, la estética de lo “amable” estimulada por la publicidad influye – determina la normativa, que premia a quien decida habitar la fantasía hollywoodense. Un barrio destinado a un segmento social alto, construcciones de gran tamaño y arbitrariedad formal dominan el paisaje edificado.
La necesidad de establecer un orden estricto ha sido una reacción, una declaración de principios frente al dominio de la imagen carente de concepto.
La “casa” como refugio, como estímulo para el desarrollo de lo cotidiano en contraste con la “residencia”, objeto para ser visto y no vivido.